viernes, 23 de agosto de 2013

De Pájaros

No se cansan, es increíble. ¿Será que la única que se cansa soy yo? ¿Soy una especie de bicho raro? Veo que soy tan inepta a veces, que no quiero servir para media mierda, y todo el mundo a mi alrededor resuelve tan fácil, como quien se arropa con seda y duerme tranquilo… ¿Qué estoy haciendo mal? Me siento pájaro, específicamente pajarito en grama, la mayor parte del tiempo. Estoy segura que soy adorable, pero adorable no paga las cuentas, adorable no te hace buena en el trabajo ni competente en el pensamiento. Adorable sólo es eso: ay, qué bonito, como una foto, me lo llevo pa’ la casa para que sea adorable cerca de mí… Sí, creo que eso es lo máximo que adorable logra. No creo poder controlar tampoco qué soy, ya que soy cosas distintas todo el tiempo –gracias a dios, porque adorable se acaba. En todo caso, es irrelevante lo que quiero, lo que desearía moldear de mi misma, eso no sucede. Habrá a quien le funcione, a mi obviamente no. Porque si llevo semanas despertándome como pajarito por algo será. Y no sé qué influye y qué no, de paso. De que vuelo, vuelo, eso es obvio también, porque los pies en la tierra no los tengo muy seguido. Hay que ver el entorno, el aire, el objetivo, los depredadores, y ¿adaptarse?... En fin, no puedo hacer nada. No estoy en control de mi misma. ¿Eso es malo? Si tuviera la oportunidad de decir todo lo que pienso, ¿lo haría? Sería más fácil mentir y decir que soy bipolar, para que nadie se sorprenda cuando llegue a la oficina un dóberman arrecho en vez del pajarito en grama. Ay, se lo comió… Y yo diría, tranquilo, que en unos días te lo escupo, sólo le estoy dando una vuelta. Quizá si hoy soy pajarito en grama, es porque me siento las alas cortadas, mi capacidad de escape, de ataque, está en cero, no me queda otra que esconderme, y verme adorable por si alguien me encuentra, me muevo rápido, no sea que me pise por ahí un incauto. Hay que llegar dóberman, y hay que trabajar donde sirva, servir donde trabajo, y por dios respetar y ser respetada. Eso no se hace escondida en la grama. Pero todo esto es irrelevante, porque a fin de cuentas lo que tengo días tratando de hacer es callarme la jeta mental que no se cierra desde hace semanas. El gato se me va a ostinar. Me va a terminar comiendo.

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